El hado semicolonial de existir para servir a los amos extranjeros
En febrero de este año se creó, mediante Decreto Ejecutivo 578, el Ministerio de Minería en Ecuador, como muestra de que el gobierno de Rafael Correa está decidido a impulsar esta industria extractiva. Pero esto no es una novedad, desde el inicio, desde el 2007, siempre ha sido claro que este gobierno iba a constituirse en el férreo defensor del capital transnacional saqueador de minerales. La brutal represión, persecución judicial y criminalización de las protestas durante el Levantamiento Nacional en contra de los mega proyectos de minería, convocado por la Coordinadora Nacional por la Defensa de la Vida y la Soberanía CNDVS, en junio y julio de 2007, fue la prueba fehaciente. Y cabe recordar que esto sucedió cuando Alberto Acosta, quien se presenta hoy como antiminero, era el Ministro de Energía, Minas y Petróleos de Correa.
Si bien desde el inicio el gobierno de Alianza País mostró su posición a favor de las transnacionales, con la reciente creación del Misterio de Minería quiere enviarles el mensaje de que todo está dispuesto para que continúen invadiendo y saqueando. Para ello ha puesto especial énfasis en la “promoción del potencial minero”, y esta lamentable tarea recae en este nuevo Ministerio, donde se ha reclutado expertos en lambonería, recalcitrantes vendepatria dispuestos a todo para quedar bien con sus superiores y servir a las transnacionales, a las que además tienen que ir a rogar para que vengan a rapiñar, violar derechos y agredir a la Pachamama, en nombre del “desarrollo”.
El Ministerio de Minería viene cumpliendo sobresalientemente los designios para los que fue creado. El actual Ministro Javier Córdova Unda, quien antes circuló haciendo méritos por distintos cargos como Viceministro de Minas y del Interior, desde que inició sus funciones se ha dedicado a recorrer el mundo en busca de la inversión extranjera. Cual diligente agente vendedor ha ido a golpear las puertas en los países base de las empresas transnacionales de minería, entre ellos: Canadá, Australia, Inglaterra, y en esta semana se ha reunido con inversionistas japoneses.
Todas estas giras de primera clase se hacen lógicamente a costa del presupuesto del Estado con el pretexto de que es para “el beneficio del país”. Por ello causa gracia escuchar los “grandes” resultados obtenidos con este despilfarro del erario nacional, como el curso sobre cierre de minas que se dio en Quito hace pocos días, el cual se promocionó en la página web del Ministerio como el “fruto de los acuerdos que consiguió el ministro de Minería, Javier Córdova Unda, en el marco de la feria de la Asociación de Exploradores y Desarrolladores de Canadá (PDAC 2015) que se realizó en Toronto en el mes de marzo.”
Según el Ministerio este curso fue dictado por “connotados especialistas canadienses” que impartieron conocimientos sobre cierre de minas, recuperación de pasivos mineros y otros. No cabe duda de que Canadá es especialista en pasivos ambientales por minería ya que actualmente, según una información presentada por el investigador William Sacher en su artículo “El modelo minero canadiense: saqueo e impunidad institucionalizados”, este país tiene “… más de 10.000 minas abandonadas en donde pueden generarse niveles inaceptables de concentración de metales en las aguas subterráneas y superficiales, permaneciendo allí por decena, e incluso cientos de años después de haber cesado la explotación”. En el mencionado artículo también se señala que “En muchos casos, las empresas explotadoras se han declarado oportunamente en bancarrota, dejando a cargo del Estado la gestión de estos desechos que necesitará de una inversión de cientos de millones, e incluso billones de dólares. Sin embargo, según el Verificador General de Canadá, en la mayoría de los casos, una limpieza completa y definitiva de estos sitios será imposible.”
Entonces nos preguntamos ¿cómo tienen el descaro estos “expertos” de venir a hablar sobre “recuperación de pasivos ambientales”?, cuando en su propio país no pueden lidiar con el desastre que ha causado la minería, ni siquiera con millonarios presupuestos que son impensables para un país como Ecuador. Si tantos conocimientos tienen, por qué no hicieron algo para evitar el desastre de la mina Mount Polley en Columbia Británica donde hace un año se rompió un dique de relaves de la empresa Imperial Metals Corp, derramando 5 millones de metros cúbicos de aguas residuales de la mina, lodos y metales pesados, causando una contaminación a gran escala de kilómetros de bosques y cuencas hídricas. ¿Qué pasó? ¿Por qué no obligaron a la empresa a cumplir con el límite máximo de capacidad del embalse? Habría que preguntar a los “expertos”: ¿falló la “técnica”?, ¿la “tecnología de punta”?, o simplemente este tipo de desastres son parte de las externalidades que el capital deja fuera de sus cálculos, pues luego del derrame, uno de los dueños de esta mina, considerado entre los hombres más ricos del Canadá, dijo con la mayor desfachatez que la empresa no tiene dinero para asumir la remediación.
El famoso curso fue organizado por la Escuela Politécnica Nacional y la Universidad de Alberta de Canadá, pues la intervención de centros académicos ayuda en el lavado de imagen de la industria minera, creando la ilusión de que es posible evitar el desastre encomendándose a los técnicos, científicos, “expertos” de alto nivel. Es por ello que en meses anteriores también la Universidad Técnica de Loja hizo un ciclo de conferencias con el nombre “Innovación y desarrollo del clúster minero del sur de Ecuador y aprendizajes desde la experiencia del norte de Ontario, Canadá”, que fue apoyado nada más y nada menos que por la Fundación Lundin de la empresa minera canadiense que actualmente es dueña del proyecto Fruta del Norte en Zamora Chinchipe.
Esta es la “gran obra” que viene desarrollando el recién creado Ministerio de Minería, donde un ejército de mandaderos, o mejor, “recaderos” para usar un apelativo puesto de moda por el oficialismo, ponen sus mejores esfuerzos para satisfacer los intereses de las corporaciones transnacionales.